martes, 31 de marzo de 2009


Sonrisas y gritos acoplaban su mente.
Aquella desconocida,
parecía tener mas personalidades de lo normal.
Ahora nuevos impulsos la manejan
y otra vez sentada tras esa puerta,
con la mirada triste y vacía le veía estar.
La dulce y tierna imagen de la rareza humana
y todos sus rasgos de sensibilidad,
hacían de cada noche la oportunidad
de otra muerte mas.
Eran cien o quizá miles,
todas las noches se adornaba para el funeral...
Se mataba así misma una y otra vez,
ya sin miedo.
Buscaba la oportunidad de acabar.
Tan completa... esa era ella
la llena de nada
la incomprensible pero sincera
la transparente como un fino vidrio,
sucio de tristes años,
espeso de grises sueños.
Muda o tal vez ya cansada de gritar.
La invisible corría la maratón con las sombras
entre las raíces de las razones sin lógica.
Al paso de un estrecho laberinto sin salida
caminaba deshojando ilusiones...
pétalo por pétalo, arrancado de su pecho.
Gota a gota que se derramaban incontrolables
de sus ojos, la inundaban llegando a su oscuro callejón.
La negrura de todas las noches
la desnudaba fría y frágil,
pedazo roto de cristal...
Caminaba descalza
sobre el resto de su imagen
reflejada en un espejo mutilado en el suelo.
Ahogada en pensamientos,
llamada por el deseo, con su hermoso rostro reflejado
entre sus blancos y largos dedos,
sin mas tiempo se abrió una cruz en el pecho,
y cubierta de un hermoso rojo vivo,
resonó su ultimo suspiro en la habitación de la felicidad...
Otra vez más.
Ya aquel habitual silencio de cada final
recorría las penas y pensamientos,
se prolongaba,
mientras la noche
giraba tras una uña de luna nueva
y se alfombraba en la niebla de paz.
Todo parecía sin vida tras las cortinas
y fue cuando la vi, con los ojos marchitos,
llenos de tempestad, con la mirada al techo
y una mueca que era sonrisa
y una sonrisa que la delató aún mas.
La invisible, la desconocida,
el roto y frágil pedazo de cristal...
otra vez se retuerce satisfecha
en su cárcel de pecados,
en aquel triste y frío rincón
dentro de la habitación de la soledad.






Aun no entiendo si yo espiaba por una ventana
o miraba un espejo.

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